martes, 26 de julio de 2011

Los Derechos Humanos son para los humanos derechos.

Echando un vistazo al montón de correos que tenía sin abrir ni contestar encontré una "carta".
Puede ser algo inventado, puede que haya parte de verdad y esté ligeramente retocada "para producir el efecto deseado", puede que sea totalmente cierta,... puede.
Pero hay algo indudable: Es una carta que habla de una REALIDAD, una situación real, que se produce en nuestra sociedad cotidianamente: la desconexión y falta de entendimiento, comprensión y mutuo conocimiento entre los grupos sociales y las personas que llevan a enjuciar cada realidad, cada vivencia, cada convicción como exclusivamente auténtica hasta el punto de situar su valor por encima de otras no tan conocidas y peor comprendidas.
El texto dice así:

Hace poco, las madres de PANDILLEROS  encarcelados, realizaron una manifestación, exigiendo los  "DERECHOS" de sus hijos.
Acá está la respuesta de una  madre ciudadana, hacia la madre que protestaba:


DE  MADRE A MADRE:
"Vi tu enérgica protesta delante de las  cámaras de TV, en la reciente manifestación en favor de la  reagrupación de presos y su transferencia a cárceles cercanas a  sus familiares, y con mejores prestaciones.
Vi cómo te  quejabas de la distancia que te separa de tu hijo, y de lo que  supone económicamente para tí, ir a visitarlo como consecuencia de  esa distancia.
Vi también toda la cobertura mediática  que dedicaron a dicha manifestación, así como el soporte que  tuviste de otras madres en la misma situación y de otras personas  que querían ser solidarias contigo, y que contabas con el apoyo de  algunas organizaciones y sindicatos populistas, comisiones  pastorales, órganos y entidades en defensa de los derechos  humanos, ONGs etc. etc.
Yo también soy madre y puedo  comprender tu protesta e indignación.
Enorme es la  distancia que me separa de mi hijo.
Trabajando mucho y ganando  poco, idénticas son las dificultades y los gastos que tengo para  visitarlo. Con mucho sacrificio sólo puedo visitarlo los domingos,  porque trabajo incluso los sábados para el sustento y educación  del resto de la familia.
Felizmente, también cuento con el  apoyo de amigos, familia, etc.

Si aún no me reconoces, yo soy  la madre de aquel joven que se dirigía al trabajo, con cuyo  salario me ayudaba a criar y mandar a la escuela a sus hermanos  menores, y que fue asaltado y herido mortalmente a balazos  disparados por tu hijo.
En la próxima visita, cuando tú estés abrazando y besando a tu hijo en la cárcel yo estaré visitando al mío y depositándole unas flores en su tumba, en el cementerio. 
¡Ah!, se me olvidaba: ganando poco y sosteniendo la economía de mi casa, a través de los impuestos que pago, tu hijo seguirá  durmiendo en un colchón y comiendo todos los días. O dicho de otro modo: seguiré sosteniendo a tu hijo malhechor.
Ni a mi casa, ni  en el cementerio, vino nunca ningún representante de esas  entidades (ONGs), que tan solidarias son contigo, para darme apoyo  ni dedicarme unas palabras de aliento.
¡Ni siquiera para  decirme cuáles son MIS DERECHOS!".


Hasta ahí la "carta" hallada.
Podemos preguntarnos ahora:
  • ¿Qué razones para su protesta presentan una y otra madre?, ¿qué tienen ambas en común y cuáles sus diferencias?.
  • ¿Existe un "desencuentro"  entre ambas?, ¿qué razones, causas,... descubrimos nosotros -desde fuera- para justificar que se dé o se pueda dar este "desencuentro" entre una madre y la otra?.
  • ¿Qué responsabilidad tienen en este tipo de situaciones -que se dan todos los días y en todas partes- las administraciones públicas y entidades sociopolíticas?.
  • ¿Qué alternativas u opciones les quedan a estas madres de las que habla la carta?.
  • ¿Y la Adminstración Pública?, ¿qué debiera ella propiciar para que pueda darse un adecuado entendimiento y justicia reparadora o restaurativa?.
  • ¿Qué opciones nos quedan a nosotros también?, ¿cómo propiciar como Iglesia un verdadero ENCUENTRO, reconciliación y justicia reparadora o restaurativa?, ¿cómo ESTAR,  acompañar, y vivir la fraternidad con las distintas perspectivas personificadas en estas dos madres?.
  • ...
No quiero llenar esto de preguntas -se me ocurren muchas- sino presentar algunas pistas para la reflexión en una cuestión que siempre ha sido y sigue siendo muy delicada, difícil de abordar, pero necesitada de un urgente análisis y de actitudes y actuaciones coherentes tanto a nivel personal como social e institucional.
Suya es la palabra.

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